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Tribuna de la experiencia

Mar 28, 2025 | Boletín 11 – 31/03/2025 | 0 Comentarios

La transformación del ocio infantil y redes sociales

Autora: Cristina Pérez, pedagoga especialista en Orientación Educativa Familiar y en Atención Temprana

El ocio en la infancia ha cambiado radicalmente de una generación a otra. Para quienes ahora somos padres, el mundo tecnológico de hoy era impensable cuando éramos niños. El desarrollo exponencial de las tecnologías y el acceso a Internet han alterado profundamente las dinámicas familiares y el modo en que nuestros hijos viven su tiempo libre. Muchos padres se encuentran navegando por un terreno desconocido, sin saber cómo equilibrar el desarrollo de las habilidades digitales en sus hijos con la necesidad de establecer límites y asumir la responsabilidad de lo que hacen en la red.
En consulta, es común observar que la mayoría de los niños utilizan pantallas diariamente. En algunos hogares, se establecen límites claros sobre el tiempo de uso de dispositivos, ya sea a diario o solo los fines de semana. En otros, los niños tienen su propia tablet con acceso a Internet. A veces, los pequeños llegan emocionados a las sesiones para enseñarme su último juguete, que sorprendentemente suele incluir cámara y conexión WiFi. Vivimos en un mundo hiperconectado, donde es difícil encontrar un televisor, un robot aspirador o incluso un altavoz que no esté conectado a la red. Pero lo más relevante es que nuestros hijos están creciendo en esta era de conexión constante e inmediata.
Según el Estudio Anual de Redes Sociales 2019 (IAB), el 85,5% de los internautas entre 16 y 65 años usan alguna red social. Esto implica que, a diario, la mayoría de los niños ven a sus padres o a personas cercanas interactuando en estas plataformas, lo que refuerza la normalización de su uso desde edades tempranas.
La necesidad de socializar es una parte natural y esencial del ser humano, especialmente durante la adolescencia. Las redes sociales cumplen un papel importante al ampliar los horizontes de interacción (Serrano y López ,2023). Durante la pandemia, por ejemplo, fueron un recurso clave para mantener el contacto con seres queridos, aliviando en cierta medida el aislamiento y gracias a ello globalizamos esta forma de contacto.
Sin embargo, las redes sociales, aunque útiles, tienen un doble filo, como toda la tecnología. En su aspecto positivo, permiten a los niños y adolescentes mantener contacto con amigos de otras culturas y países, ampliando su visión del mundo. También pueden fomentar el desarrollo de hábitos saludables como la nutrición o el ejercicio físico, actividades originales o aprender nuevos intereses. Por otro lado, también exponen a los menores a riesgos, tales como la desinformación, la adicción a Internet (a través de videojuegos, redes sociales o apuestas online), el acceso a contenido inapropiado, el ciberacoso (bullying online), el sexting (envío de imágenes o videos con contenido sexual) o el grooming (acoso sexual a menores en línea).

A este respecto, un estudio de Renés Arellano et al. (2020) analizó los contenidos que consumen los niños españoles de 6 a 12 años a través de influencers, y los resultados son preocupantes. De los seis más seguidos, la mayoría no cuida el lenguaje ni el contenido que muestran, fomentando así el uso del lenguaje inapropiado, abusivo o incluso violento, como algo cotidiano. Solo uno de ellos parecía preocuparse por emplear un lenguaje adecuado y libre de palabras ofensivas. Estas conductas hacen que nuestros hijos asuman como ordinario comportamientos que no son constructivos y que a la larga pueden perjudicarles en un sentido u otro.
No podemos ignorar que, hoy en día, las redes sociales forman parte de la educación no formal, aquella que se adquiere a través de experiencias y vivencias cotidianas. ¿No sería mejor aprovechar el tiempo frente a la pantalla para que los niños aprendan algo valioso? Y esto no se aplica sólo a los niños, sino también a los adultos, quienes debemos reflexionar sobre nuestro propio uso de las redes.
La responsabilidad de crear hábitos saludables en el uso de Internet comienza en casa. En las sesiones familiares, a menudo insisto en la importancia de que los padres den el ejemplo con un uso adecuado de Internet, y más específicamente del móvil. Con frecuencia, no somos conscientes de cuántas veces consultamos el teléfono de manera innecesaria, revisando redes sociales o simplemente «matando el tiempo». Este comportamiento se convierte en un modelo que los niños aprenden y replican. Si ven a sus padres constantemente atentos al móvil, entenderán que ese es el uso correcto del dispositivo. Recordemos, además, que el aburrimiento tiene beneficios en el desarrollo de la creatividad e imaginación en la infancia, que posteriormente repercutirá positivamente en su vida adulta.
Entonces, ¿qué podemos hacer los padres? La respuesta es simple, aunque no fácil de hacer: guiar a nuestros hijos en el uso adecuado de las tecnologías, establecer límites y dar ejemplo de hábitos digitales saludables, fomentando al mismo tiempo su pensamiento crítico.
Existen canales en las redes que promueven contenido educativo, como ciencia, matemáticas, entretenimiento saludable o incluso tareas del hogar. No se trata de prohibir el uso de pantallas, sino de ser conscientes de qué contenido están consumiendo nuestros hijos y qué está aportando para su vida.
El debate actual: mostrar o no a los niños en las redes sociales

¿Y qué hay de los padres que comparten fotos de sus hijos en redes? Este es un tema que genera un amplio debate y que se ha denominado sharenting, término que combina las palabras inglesas share (compartir) y parenting (crianza). Aunque los padres tienen derecho a compartir aspectos de su vida en redes sociales, los niños también tienen derecho a su privacidad, seguridad y autonomía. Ellos no eligen exponerse, y la falta de regulación sobre los riesgos a largo plazo en su desarrollo añade más complejidad al tema.
Antes de publicar fotos de sus hijos, las familias deberían preguntarse: ¿Por qué siento la necesidad de hacerlo, con qué propósito y cuáles pueden ser las consecuencias? De esta manera los padres que sigan adelante lo harán asumiendo la responsabilidad de esas publicaciones.

Por último, no quiero dejar de hablar de los papás influencers, quienes deben considerar qué tipo de hábitos digitales están transmitiendo a sus hijos. Esta profesión exige una inversión considerable de tiempo en redes sociales, lo que puede influir en la percepción que los niños tienen sobre la importancia de las interacciones digitales, además de las consecuencias de la exposición en redes que ya he comentado.
Si aspiramos a criar hijos con buena salud mental y física, no debemos olvidar que la vida real ocurre fuera de Internet. Las redes sociales son una herramienta valiosa si se utilizan correctamente, pero su mal uso puede tener un impacto negativo en la salud mental de nuestros pequeños. No olvidemos que es nuestra responsabilidad velar por su bien futuro, y actualmente, esto incluye reflexionar sobre el uso que hacemos en casa de las redes sociales.
Web de interés: pantallasamigas.net

Referencias:

Renés Arellano, P., González Pérez, V., y Berlanga Fernández, I. (2020) Youtube e influencers en la infancia. Análisis de contenidos y propuestas educativas. Icono 14, 18 (2), 269-295. Enlace

Serrano y López (2023) Redes sociales y pantallas: impacto en la edad pediátrica. Pediatría Integral; XXVII (4): 193-200. Enlace

UNICEF (2006) Convención sobre los Derechos del Niño. Enlace

IAB (2019) Estudio anual de Redes Sociales 2019. Elogia. Enlace

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