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Tribuna de la experiencia

Ene 30, 2025 | Boletín 10 – 31/01/2025 | 0 Comentarios

Entiéndeme, enséñame

Autora: Mari Ángeles Martín, presidenta de Alcores

Que la infancia es el futuro es una frase que se utiliza muy a menudo, pero en mi modesta opinión, en muchas ocasiones no se toma conciencia real de lo que estamos diciendo. Si así fuese, nuestra sociedad, esa que tiende a denominarse evolucionada, no permitiría que nuestro futuro esté lleno de heridas, de dolor y sufrimiento que por bajo que sea, siempre será elevado, sobre todo porque en un alto porcentaje de ese sufrimiento se traducirá en adultos con incapacidad de ejercer cuidados sanos y tendrán dificultades para aportar a la sociedad.

Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cinco mujeres y uno de cada siete hombres ha sido víctima de abusos sexuales y seis de cada diez niños y niñas menores de cinco años han sufrido castigos corporales y/o maltrato psicológico.

Pero no todo es negativo. La realidad descrita más arriba también está acompañada de personas que dedican su vida y su trabajo a mejorar las condiciones de aquellos niños, niñas y adolescentes (en adelante NNA) que no han tenido la suerte de ser bien cuidados.

Es en esa labor donde se encuentra la entidad a la que tengo la suerte de pertenecer, la Asociación Alcores, entidad sin ánimo de lucro que lleva más de dos décadas dedicada en Huelva y provincia a ayudar a la infancia desfavorecida, víctima de maltrato.

Entre los programas que actualmente gestionamos mediante contrato con la Junta de Andalucía, se encuentran el Servicio para la Gestión de la Adopción y el Acogimiento Familiar y el Acogimiento Residencial, todas ellas relacionados con la necesidad de ofrecer medidas de integración que den una respuesta a los NNA, de modo que les permita crecer y desarrollarse en libertad y sanar sus heridas emocionales, además de las físicas cuando las haya.

Los años de experiencia y la formación de nuestros técnicos y técnicas nos permite poder tener una visión amplia de las situaciones por la que pasan los menores víctimas de maltrato y cómo ello les afecta en todas sus áreas vitales.

Una vez un NNA es apartado de sus progenitores, por las circunstancias que sean, y se ha tomado medida de protección sobre ellos, respondiendo a la legislación vigente, se procura que los mismos puedan pasar a convivir en un entorno familiar, siendo este uno de los derechos fundamentales recogidos en la Convención para los derechos de la Infancia. momento en el que pasan a ser sujetos de derecho.

Conmemoramos el día de la Infancia el 20 de noviembre porque es en esa fecha cuando la Asamblea General de Naciones Unidas aprueba, en 1959, la Declaración de los Derechos del Niño, que es la primera que reconoce, entre otros, el derecho de los NNA a la educación, al juego, a la atención de la salud y a tener un entorno que los proteja.

Haciendo alusión a dichos derechos y de forma más concreta a la educación y al entorno que les proteja, surge la iniciativa de realizar las jornadas Entiéndeme, Enséñame que hemos puesto en marcha junto a Crecer con Futuro y las delegaciones de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad y la Desarrollo Educativo y la Formación Profesional de la provincia de Huelva.

Conscientes de que los NNA que han sido víctimas de maltrato presentan carencias y/o dificultades que merman en la mayoría de los casos el rendimiento cognitivo y académico, y que la escuela es un elemento importantísimo de socialización, toda vez que en los centros educativos pasan de 5 a 6 horas el día, entendíamos que no solo tenemos que acompañar a las familias con corazón que abren sus puertas para dar ofrecerles un espacio en el que crecer en seguridad, o a los profesionales que los cuidan con esmero en los centros de protección, sino que también había que estar junto a los maestros, maestras y profesores y profesoras que les enseñan.

Cuando se estudia magisterio o se realiza el máster habilitante para ejercer de profesor, se aportan nociones sobre la infancia, pero desde un punto de vista generalista, quedando fuera todo un espectro de menores, los que son objeto de nuestro trabajo, los menores del Sistema de Protección, quienes además de las dificultades de aprendizaje señaladas, presentan dificultades emocionales y para controlar su comportamiento. Se caracterizan por mostrar baja autoestima, problemas para establecer y/o mantener una relación, ya sea con iguales o con adultos, y en un alto porcentaje cuenta con déficits de habilidades sociales. Todo ello puede impedir la buena marcha de su aprendizaje y de su socialización, por lo que generalmente en las aulas se hacen presente conductas que muestran los altos niveles de frustración que sienten por percibir que no llegan o no son como sus compañeros, y esto se traduce en problemas de comportamiento en demasiadas ocasiones.

Partimos de menores que han recibido desprecio de aquellos que les debían amar y cuidar, que no confían en los adultos porque la imagen que tienen de ellos es que les pueden hacer daño, motivo por el que se sitúan en muchas ocasiones en modo defensa/huida/ataque. Cuando uno se encuentra en modo defensa o ataque, está en continuo movimiento, hipervigilante, con miedo, y su pensamiento está en ponerse a salvo. Estamos programados para sobrevivir y es algo que no podemos controlar si pensamos que estamos en peligro. Nos defendemos o huimos sin que el pensamiento forme parte de la ecuación.

Si se parte de esta premisa, es fácil comprender que los y las menores del Sistema de Protección vean en los adultos a personas que potencialmente les pueden hacer daño y al centro educativo como un lugar al que ellos no pertenecen, en el que no están seguros o en el que se sienten rechazados por no llegar al nivel de sus compañeros.

Si los profesionales de la educación no conocen este tipo de respuesta, es posible que vean a estos niños y niñas como personas non grata, que desestabiliza el ritmo de la clase y que perjudica que puedan hacer bien su labor, por lo que buscarán la forma de corregirlos y en caso de no lograrlo, se puede tender a expulsarlos de forma literal o figurada, algo que también harán sus iguales, por lo que el mensaje que reciben nuevamente es que no son bienvenidos, que no deben estar allí, llevándolos a la profecía autocumplida de que no son personas con valía que merecen ser queridos y/o respetados.

Lo anterior justificaba la puesta en marcha de las jornadas Entiéndeme, Enséñame, conscientes que el desconocimiento pudiese llevar a no ejercer la labor que eligieron como profesión, que no es otra que enseñar a otros para que puedan ser más libres. Se decidió celebrarlas en torno al día de los Derechos de la Infancia como forma de simbolizar que estos y estas menores son sujetos de derecho.

El nombre de las jornadas no podía ser otro que Entiéndeme, Enséñame, en primer lugar, porque es necesario comprender qué les pasa para poder acceder a su universo interior. En segundo lugar, porque la ponencia principal tenía su base en la guía que lleva ese mismo nombre, guía que fue realizada junto a otras compañeras, por Jesús Palacios y Jesús Jiménez, profesores y profesoras del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Psicología la Universidad de Sevilla, para el Observatorio de la Infancia hace ya una década, a pesar de lo cual sigue siendo desconocida. Dicha ponencia fue realizada por Jesús Jiménez, quien aportó herramientas y sugerencias para que los asistentes pudiesen llevar a cabo su labor desde un mayor conocimiento de las circunstancias que rodean a estos menores.

Se contó también con la participación de Margarita Pérez Crovetto, jefa de Servicio de Protección de Menores de Huelva, quien dotó de contenido legal a las jornadas. El Sistema de Protección cuenta con un entramado de leyes que existen para dar una respuesta a un problema social. La legislación española es muy garantista en lo que concierne a la retirada de la tutela a los progenitores de un NNA. Es fácil entenderlo, porque todos somos hijos e hijas y muchos somos también padres o madres, y cuesta pensar en el daño que nos harían como adultos si llegase a suceder que nos quiten el estar con nuestros pequeños. Pero se piensa principalmente en el daño que el desarraigo produce en un NNA y es por ello que se trabaja para que permanezcan o para que regresen.

Cuando no es posible, el Sistema de Protección tiene la obligación de dar una respuesta a los NNA, de forma que sus derechos estén cubiertos y puedan contar con la mayor estabilidad posible, a todos los niveles.

Pudimos contar también con un pequeño reportaje de menores del Consejo Queen, en el que niños y niñas que residen en centros de protección contaban cómo se sentían vistos por la sociedad y en la escuela. Es importante que se sientan escuchados y vistos para que podamos aportarles una respuesta.

El segundo día de las jornadas se contó con una mesa redonda, donde participaron una familia colaboradora (FACO), una familia acogedora extensa (abuela de un menor del sistema), ambas familias acompañadas de técnicas de sus servicios, una menor extutelada que reside en un piso de mayoría de edad, la directora de un centro de protección y la directora de un centro educativo público. Este elenco de personas permitió dar una visión general de las respuestas que el Sistema de Protección ofrece a sus NNA y cuáles eran las carencias y mejoras necesarias, aunque también se hicieron presentes las herramientas y estrategias utilizadas para avanzar en las respuestas.

La familia FACO comentó cómo conocieron y dieron respuesta a una menor y cómo, a día de hoy, ésta es un miembro más de la familia ya mayor de edad. Él trabaja en un Instituto y pusieron en marcha un aula de convivencia en el que ofrecen una escucha activa y dan cobertura a las necesidades de los chicos y chicas más allá de las puramente académicas. Ello les permitió conocer a la menor que vivía en un centro de protección, al que comenzaron acogiendo fines de semanas y que después pasó a un piso de mayoría. Tras abandonar el mismo, convive con la que ahora es su familia, con los sinsabores y alegrías que cualquier otro adolescente puede aportar al grupo familiar en el que convive, sea o no proveniente del Sistema de Protección.

La familia acogedora aportó su experiencia. Nos contó cómo había encontrado respuestas y coordinación de los diferentes estamentos y entidades que le acompañan en este camino para poder aceptar su realidad, ejercer de madre en vez de abuela, entender por qué su pequeño tiene determinados comportamientos y estar acompañada en facilitarle la vida y la curación de sus heridas. Dejó constancia que los maestros y maestras de su menor acogido habían puesto buenas intenciones, algunos con más acierto que otros y también expresó la necesidad de que estos menores cuenten con profesionales, tanto en los centros educativos como en el resto de entidades, que permanezcan en el tiempo, porque los cambios de referentes profesionales le hacían revivir su historia de pérdidas de forma cíclica.

La chica ex-tutelada fue capaz de hacer ver a los asistentes la epopeya que había sufrido para poder llegar a donde estaba y daba muestras del largo camino que le quedaba por recorrer. El que contase en primera persona las dificultades a las que había tenido que hacer frente por el hecho de que la hubiesen escolarizado según su edad y no según su capacidad, nos devolvía a las sugerencias que se dieron en la ponencia principal de Jesús Jiménez, quedando claro que situarlos en esta tesitura les dejaba fuera de juego, lo que quedó de manifiesto cuando nuestra x-tutelada expresó que los profesores hablaban un castellano que ella no entendía y, aunque quisieran ayudarla, ella quería salir corriendo de la clase, porque allí se sentía perdida. Esto nos sitúa en la necesidad de huida/ataque que comentábamos anteriormente.

La directora del centro de protección nos dejó un vídeo en el que se podía ver que los centros donde viven los NNA protegidos por el Sistema, eran viviendas al uso, similar a los lugares donde residen familias normalizadas. Así mismo nos trasladó la necesidad de profesan de ser vistos como menores con los mismos problemas que sus iguales. También se aportaron imágenes en las que se podía constatar que estos NNA realizan actividades en grupo como una familia cualquiera, pero que la realidad era que los referentes cambiaban, por las cuestiones relativas a su situación laboral, bien por propia dinámica del centro en cuanto a horarios, bien por la búsqueda de otras opciones laborales, lo que nos devolvía a la pérdida que comentaba la familia acogedora y la necesidad de estabilidad que necesitan, como cualquier menor o adulto.

Pudimos contar con la directora de un centro educativo que cuenta entre su alumnado con los menores de dos centros de protección de su localidad. La pasión que ponía a su labor y las estrategias utilizadas para integrarlos, hacerles sentir vistos y respetados e iguales al resto de los alumnos nos situaba en que es posible, sin necesidad de grandes recursos, el dar la respuesta necesaria. No hay mayor recurso que la pasión en lo que hacemos.

Para finalizar las jornadas, se contó con la ponencia de Lola Cordero, psicóloga del programa Lepe Siente. Lola nos ayudó a dejarnos sentir, observar nuestras sensaciones y emociones y a navegar por nuestro mundo relacional.  Tomar conciencia de nosotros mismos nos permitiría poder mirar al NNA y tratar de acompañarle en la búsqueda de su mundo interno y en el camino a la serenidad del mismo. Ningún menor o adulto puede aprender si está ansioso o se siente en peligro.

En definitiva, Entiéndeme, Enséñame nos ha permitido acercarnos al mundo educativo desde la óptica y las necesidades de los menores del Sistema de Protección. La intención es que este fuese un punto de partida en el que caminemos y aprendamos juntos, en coordinación, aportando herramientas y dando respuesta a las necesidades de los menores. Tal es así, que los y las profesionales que hemos colaborado en la puesta en marcha de las jornadas tenemos la intención de seguir en esta tarea, acercarnos a los centros educativos para informar de la realidad de nuestros menores, realizando actividades de difusión en el alumnado, las AMPAS y el profesorado, con el objetivo de sensibilizar a la comunidad educativa, dar respuesta a sus demandas y avanzar en el camino a la integración normalizada de los menores del Sistema de Protección, de forma que puedan crecer y desarrollarse en igualdad de condiciones que sus compañeros.

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